Bolivia está divida en 9 departamentos. La mayor parte de la población se concentra en los departamentos de La Paz y Cochabamba y Santa Cruz. Es un país segmentado en todos los sentidos. En el mapa físico se puede observar que es un país andino pero al mismo tiempo pertenece a las cuencas del Amazonas y del Plata. La economía refleja esta ruptura y a la vez es una de las causas de lo que sucede actualmente.
Bolivia es inmensamente rico en biodiversidad y en recursos naturales no renovables. Es el cuarto productor de estaño en el mundo. También cuenta con importantes yacimientos de plata, cobre, tungsteno, zinc, hierro, oro, gemas, entre otros. Hoy es muy conocida su riqueza en hidrocarburos, concentrada especialmente en los departamentos orientales. El petróleo abastece las necesidades internas mientras que el gas natural lo exportan a Argentina y Brasil. Actualmente es la principal fuente de divisas de este país.
En materia agrícola los departamentos occidentales centran su producción en cultivos tradicionales para el abastecimiento interno y “pan coger” mientras en los departamentos orientales hoy se presenta una expansión de la frontera agrícola para dedicar sus suelos a cultivos agroindustriales. Es el octavo productor mundial de soya. Este auge va en detrimento de las selvas tropicales porque requiere aumentar la frontera agrícola. La economía boliviana es estructuralmente primaria puesto que sus exportaciones son básicamente de sectores mineros y agrícolas, con muy baja industrialización y fuertemente dependiente de la cooperación internacional.
De acuerdo con Banegas Rivero (Revista Académica de Economía: 2005), la economía boliviana padece de tres grandes problemas: en primer lugar, el déficit fiscal crónico del gobierno cuyas causas se encuentran en la resistencia a pagar impuestos. En segundo lugar, las consecuencias negativas del modelo neoliberal implantado desde 1985 que dejó déficit fiscal, en crecimiento, en empleo y en equidad. “Las inversiones petroleras ingresaron en el país en los años 99, 2000, 2001, 2002, pero eso no se ha traducido automáticamente en una mejora de los ingresos, {porque una ley durante el gobierno del presidente Sánchez de Lozada}, les concedía a las empresas periodos de amortización acelerada de las inversiones con lo cual no tenían utilidades y, por lo tanto, tampoco estaban obligadas a pagar el impuesto a las utilidades que era la base del enfoque tributario de la Ley 1689”. Otro segmento de la inversión se fue a la compra de activos y no a crear riqueza. Por tanto, tal como lo señala el autor citado, todo terminó en un proceso de desindustrialización del país.
Bolivia es inmensamente rico en biodiversidad y en recursos naturales no renovables. Es el cuarto productor de estaño en el mundo. También cuenta con importantes yacimientos de plata, cobre, tungsteno, zinc, hierro, oro, gemas, entre otros. Hoy es muy conocida su riqueza en hidrocarburos, concentrada especialmente en los departamentos orientales. El petróleo abastece las necesidades internas mientras que el gas natural lo exportan a Argentina y Brasil. Actualmente es la principal fuente de divisas de este país.
En materia agrícola los departamentos occidentales centran su producción en cultivos tradicionales para el abastecimiento interno y “pan coger” mientras en los departamentos orientales hoy se presenta una expansión de la frontera agrícola para dedicar sus suelos a cultivos agroindustriales. Es el octavo productor mundial de soya. Este auge va en detrimento de las selvas tropicales porque requiere aumentar la frontera agrícola. La economía boliviana es estructuralmente primaria puesto que sus exportaciones son básicamente de sectores mineros y agrícolas, con muy baja industrialización y fuertemente dependiente de la cooperación internacional.
De acuerdo con Banegas Rivero (Revista Académica de Economía: 2005), la economía boliviana padece de tres grandes problemas: en primer lugar, el déficit fiscal crónico del gobierno cuyas causas se encuentran en la resistencia a pagar impuestos. En segundo lugar, las consecuencias negativas del modelo neoliberal implantado desde 1985 que dejó déficit fiscal, en crecimiento, en empleo y en equidad. “Las inversiones petroleras ingresaron en el país en los años 99, 2000, 2001, 2002, pero eso no se ha traducido automáticamente en una mejora de los ingresos, {porque una ley durante el gobierno del presidente Sánchez de Lozada}, les concedía a las empresas periodos de amortización acelerada de las inversiones con lo cual no tenían utilidades y, por lo tanto, tampoco estaban obligadas a pagar el impuesto a las utilidades que era la base del enfoque tributario de la Ley 1689”. Otro segmento de la inversión se fue a la compra de activos y no a crear riqueza. Por tanto, tal como lo señala el autor citado, todo terminó en un proceso de desindustrialización del país.
En tercer lugar el alto desempleo. Si bien la tasa de desempleo en el 2007 fue del 9.5% y pudo bajar dos puntos, según el Cedla (2007), el empleo actual se caracteriza por su precariedad e informalidad. Es de anotar, que de acuerdo con este centro de investigación el número de personas que emigraron del país a buscar empleo en los últimos años asciende a 3 millones. Se estima que alrededor del 30 y 35% de la población boliviana vive en el exterior (Vacaflores-Pereira 2003).
¿Qué tiene que ver el conflicto actual con estos hechos económicos?
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