La ciudad de Santa Cruz es la capital del departamento del mismo nombre y se ubica en el Valle de Grigotá. Tiene una extensión de 30.000 hectáreas por ello se dice que es una de las 16 ciudades más extensas del mundo. Esta zona se empezó a colonizar a partir de los años 30 del siglo pasado, cuenta con 12 distritos municipales urbanos y 3 cantones rurales, que a su vez se subdividen en 500 barrios.
La ciudad tiene forma de araña, que los cruceños denominan anillos, conectados por calles perpendiculares a ellos. El primer anillo corresponde al centro de la ciudad. A partir del cuarto anillo se ubican los barrios más pobres hasta los anillos 11 y 12. Es como cuando se habla de primer, segundo, tercer mundo y así sucesivamente. El sitio donde estamos ubicados corresponde al anillo 7. Alguien decía en estos días que en Santa Cruz coexisten sitios que se parecen París y otros que se parecen África. En esta ciudad existen barrios exclusivos que responden a todas las normas de urbanística, con espacios públicos bien dotados y adornados con los verdes intensos de su exuberante naturaleza. Generalmente estas casas tienen muros muy altos que no permiten mirar a su interior. En sus centros comerciales se vende en dólares y en ellos se observan mercancías de las marcas más reconocidas del mundo. Los más pudientes viven en bellas quintas en las afueras de la ciudad. La clase media alta se ubica en el sector de Equipetrol y en condominios en la vía a Cotoca.
La impresión que se tiene cuando se llega por primera vez es la de volar sobre una inmensa mesa verde. Al empezar a transitar se encuentra una ciudad sin planeación territorial lo cual se refleja en la informalidad del territorio. Los documentos oficiales del municipio dan cuenta de ello pues más de la mitad de los barrios han surgido informalmente. En otros lugares, a estos asentamientos se les denomina “urbanizaciones piratas” pues los promotores de estas situaciones simplemente lotean, urbanizan y no garantizan los servicios públicos mínimos, dejándole al Estado, en este caso a la ciudad, la obligación de cubrir estas necesidades.
Tal vez el problema más grave con relación a los servicios públicos de la ciudad de Santa Cruz es la carencia de alcantarillado pues solo cubre al 30% de la población. Otro problema gravísimo es la gestión de residuos sólidos. La luz y el agua están mejor servidos y en algunos casos el servicio lo prestan cooperativas. Los lotes son muy grandes y las viviendas, aunque en material de ladrillo, se observan en malas condiciones por efecto del polvo, al carecer de pavimentos y aceras. Obviamente la falta de alcantarillado y de un tratamiento de aguas lluvias hace que cuando llueve se acumule el agua causando olores nauseabundos.
Los anillos se vuelven una pesadilla puesto que no existen semáforos suficientes. Sin embargo, los conductores logran vencer este obstáculo con audacia. Es de anotar que no se nota un gran respeto por el peatón. Es una ciudad para vehículos incluso en los barrios pobres.
El transporte público es prestado por buses, “trufis” (colectivos) y taxis. El servicio de bus es bueno en cuanto a las frecuencias pero las condiciones de mantenimiento e higiene no siempre son óptimas. El pasaje en bus cuesta 1.50 bolivianos (0.20 centavos de dólar), no existen paraderos fijos. Los taxis no tienen taxímetro lo cual favorece a las personas pues debido a las grandes distancias el valor que arrojaría un taxímetro les saldría más oneroso. Hasta el séptimo anillo el valor de una carrera desde el centro oscila entre 15 y 25 bolivianos (dos y tres dólares aproximadamente). Hay taxis que solo transitan hasta el cuarto anillo. Los que viajan a los sitios más aportados generalmente no se encuentran en buen estado.
Esta es una mirada general del territorio cruceño que nos da pistas sobre la calidad de vida de sus habitantes.
La ciudad tiene forma de araña, que los cruceños denominan anillos, conectados por calles perpendiculares a ellos. El primer anillo corresponde al centro de la ciudad. A partir del cuarto anillo se ubican los barrios más pobres hasta los anillos 11 y 12. Es como cuando se habla de primer, segundo, tercer mundo y así sucesivamente. El sitio donde estamos ubicados corresponde al anillo 7. Alguien decía en estos días que en Santa Cruz coexisten sitios que se parecen París y otros que se parecen África. En esta ciudad existen barrios exclusivos que responden a todas las normas de urbanística, con espacios públicos bien dotados y adornados con los verdes intensos de su exuberante naturaleza. Generalmente estas casas tienen muros muy altos que no permiten mirar a su interior. En sus centros comerciales se vende en dólares y en ellos se observan mercancías de las marcas más reconocidas del mundo. Los más pudientes viven en bellas quintas en las afueras de la ciudad. La clase media alta se ubica en el sector de Equipetrol y en condominios en la vía a Cotoca.
La impresión que se tiene cuando se llega por primera vez es la de volar sobre una inmensa mesa verde. Al empezar a transitar se encuentra una ciudad sin planeación territorial lo cual se refleja en la informalidad del territorio. Los documentos oficiales del municipio dan cuenta de ello pues más de la mitad de los barrios han surgido informalmente. En otros lugares, a estos asentamientos se les denomina “urbanizaciones piratas” pues los promotores de estas situaciones simplemente lotean, urbanizan y no garantizan los servicios públicos mínimos, dejándole al Estado, en este caso a la ciudad, la obligación de cubrir estas necesidades.
Tal vez el problema más grave con relación a los servicios públicos de la ciudad de Santa Cruz es la carencia de alcantarillado pues solo cubre al 30% de la población. Otro problema gravísimo es la gestión de residuos sólidos. La luz y el agua están mejor servidos y en algunos casos el servicio lo prestan cooperativas. Los lotes son muy grandes y las viviendas, aunque en material de ladrillo, se observan en malas condiciones por efecto del polvo, al carecer de pavimentos y aceras. Obviamente la falta de alcantarillado y de un tratamiento de aguas lluvias hace que cuando llueve se acumule el agua causando olores nauseabundos.
Los anillos se vuelven una pesadilla puesto que no existen semáforos suficientes. Sin embargo, los conductores logran vencer este obstáculo con audacia. Es de anotar que no se nota un gran respeto por el peatón. Es una ciudad para vehículos incluso en los barrios pobres.
El transporte público es prestado por buses, “trufis” (colectivos) y taxis. El servicio de bus es bueno en cuanto a las frecuencias pero las condiciones de mantenimiento e higiene no siempre son óptimas. El pasaje en bus cuesta 1.50 bolivianos (0.20 centavos de dólar), no existen paraderos fijos. Los taxis no tienen taxímetro lo cual favorece a las personas pues debido a las grandes distancias el valor que arrojaría un taxímetro les saldría más oneroso. Hasta el séptimo anillo el valor de una carrera desde el centro oscila entre 15 y 25 bolivianos (dos y tres dólares aproximadamente). Hay taxis que solo transitan hasta el cuarto anillo. Los que viajan a los sitios más aportados generalmente no se encuentran en buen estado.
Esta es una mirada general del territorio cruceño que nos da pistas sobre la calidad de vida de sus habitantes.
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